Triste
estaba la vieja Usina del Bien Estar cuando la pelaron y trasladaron el sector
de talleres y trabajo al espacio contiguo. Triste y vacía. Blanca y expectante.
Por suerte, poco se tardó en volver a
vestirla de arte, y por ende de vida. Marcelo Linares fue el responsable de
cambiarle la cara y devolverle la alegría. Con sus “Colores del Alma”, la Usina
volvió a brillar.
El
pasado viernes 15 de marzo, Marcelo presentó lo más reciente de su proyecto “Colores
del Alma”, que viene trabajando, procesando y creciendo desde hace dos años.
Esta fiesta de emociones, profundizaciones y estados de encuentro se
disfrutaron en gran compañía, como si todos pudieran vibrar al son de la misma felicidad…
¡Muchísimas gracias a todos los que nos acompañaron!
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