miércoles, 5 de junio de 2013

Comunidad y arte en efervescencia

Pensá en las burbujas de una cerveza que escalan rápido a la cima de la copa, todas revolucionadas, alegres y brillantes. Así tal cual se vivió la Usina Cultural Sáenz Peña el pasado viernes 31 de mayo, gracias a las múltiples muestras de arte, a las intervenciones en vivo, a la música y al saborcito del  mejor tipo de viernes posible: con amigos, con alegría y con una Warsteiner bien fría… 




La brillante Sol Lua abrió las puertas de esta fiesta con su espectacular muestra de musas coloridas, tan divas como cotidianas y con un beso de amor eterno, tan grande como la vida misma…










En la vieja Usina, Cata Sánchez Bardi demostró que los cuerpos pueden hablar sin abrir la boca, que las emociones se transmiten tan rápido como un abrazo de amantes en sus primeros meses de baile, y que la edad no es un límite para crear el arte más impactante posible…












A Cata la acompañaron  en la vieja Usina los maravillosos artistas emergentes Michel Fassi, Daniel Ephraim y Guido Palmadessa, cada uno con su propia voz y voto por el arte más auténtico…





El arte en vivo también se materializó en pinceles, aerosoles, marcadores y una potente cámara fotográfica. Puertas adentro, María Laura Pini y Claudio Baldrich, en el sector Warsteiner, revivieron dos viejos muebles a través de su mirada, colores y personalidades bien marcadas, ¡tan marcadas que le devolvieron las ganas de vivir a una mesa y a una alacena!









En el jardín de la Usina, Ale González Álzaga montó un escenario digno de producción de moda, con luces, flashes y un telón de fondo que intervinieron esa misma noche con aerosoles para crear una noche tormentosa, de viento y lluvia que muchos tuvieron el lujo de “soportar” para ser inmortalizados con la cámara de Ale…





Y por si fuera poco, ¡se hizo la música! Pinta y los Nadie arrancó la serenata con su guitarra, voz prodigiosa y ritmos para mover el pie o dejarse llevar un poco más allá…





Para cerrar estuvieron los chicos de Caña de Azúcar, a puro ritmo…



No hay que decirlo, las fotos hablan solas y la magia todavía pende del aire. ¿Te vas a sumar la próxima?



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